sábado, 26 de julio de 2008

De aquella chica flaca y huidiza a ésta acostumbrada a las luces

La rosarina experimentó una gran transformación de su personalidad desde que las Leonas se volvieron populares; para los Juegos, el médico le prohibió ver películas y series de acción.

A fines de la década del 90, si era posible, Luciana Aymar huía de las entrevistas televisivas. Por entonces, la rosarina ya se había revelado como un talento especial y empezaba a atrapar la curiosidad de los medios, pero su timidez podía más. Grabador o cámara de TV de por medio, miraba con extrañeza a su interlocutor de turno, quizá preguntándose por dentro: ¿Por qué se interesa en mí? "A los 17 o 18 años no me importaba nada: jugaba como en un estado de inconsciencia y no pensaba en la gente ni en la prensa. Quería jugar, ganar y divertirme", comenta hoy, recordando aquellos viejos tiempos en el Jockey Club de Rosario.

En su infancia -flaca como una espiga-, practicó patinaje artístico, natación, tenis y danza clásica porque era encorvada y tenía problemas de postura. El hockey sobre césped apareció a los 8, porque mamá Nilda quería que sintiera lo que significa jugar en un deporte de conjunto.

Mucho tiempo después, con la cadena de éxitos de las Leonas, Lucha adquirió cada vez más cartel, tanto dentro como fuera de la cancha, y hoy es una figura bastante popular, al punto que traspasó los límites del deporte e incursionó en otros ámbitos. Se la recuerda, por ejemplo, en su participación en 2007 como trapecista en "El circo de las estrellas", del programa de Susana Giménez. También, en una producción de fotos de la revista Gente junto con modelos profesionales, amén de varias publicidades en gráfica y TV.

En todos estos años su maduración resultó gigantesca en cuanto a la formación de su personalidad, además del progreso físico y técnico. Lo que permaneció invariable fue su humildad. "A partir de Sydney 2000 fui cambiando mucho. Varias de nosotras, en especial las más grandes, somos ya como personajes y una debe ir manejando todo eso. Antes caminabas por la calle y no te conocía nadie. Hoy, en cambio, se te acercan y te piden fotos y autógrafos. Quizás en algún momento cansa, pero te prestás porque es muy satisfactorio. Todo era algo impensado e ilógico en los 90. Lo pueden decir Vanina Oneto y Karina Masotta, que durante años jugaron en el seleccionado en el anonimato. Creo que ellas y nosotras, con los logros deportivos, creamos este nivel de popularidad".

Con su habilidad distintiva, Lucha partió en dos la historia del hockey argentino. No sólo por las medallas obtenidas con las Leonas y por el récord mundial de haber sido distinguida cuatro veces la Mejor Jugadora del Mundo, sino también porque se convirtió en la primera jugadora de hockey profesional en el país: "Si me preguntabas hace unos años, jamás me hubiese imaginado que hoy viviría del hockey y que sería la única jugadora paga en la Argentina. Era algo imposible. Pero las empresas se interesaron en apoyarme. Ojalá les toque a otras jugadoras, que no sea siempre yo".

Asegura que en GEBA, el club que la contrató este año, no la tratan diferente: "Las chicas no me lo hacen notar, me hacen sentir una más. Aunque el hockey me lo tomo como un trabajo y no me distiendo, como sí podría hacerlo en mi club de toda la vida, en Fisherton".

Fuera de sus compromisos con el deporte, Lucha encuentra distintos espacios de distracción. "Busco hacer cosas que me llenan como persona y que me relajan para no pensar todo el tiempo en el hockey. Mis libros me tranquilizan. También soy fanática del cine, de las series de televisión y del teatro". Pero hace una aclaración ante la inminencia de la gran cita: "Durante los Juegos me prohibieron las series. Así que nada de Lost ni de Prison Break, que me fascina. El médico me aclaró: Luciana, no ves más una serie. Y tiene razón, porque terminás de ver un capítulo y empezás a ver otro y otro y no podés parar. No termino de relajarme, y más en un torneo como el de Pekín, en el que tenés la cabeza a mil y no te podés dormir. Entonces, de películas de acción o de terror, nada...".

La Nacion

No hay comentarios: