sábado, 26 de julio de 2008

La N° 1 del mundo

"Volví a ser yo misma"

Luciana Aymar siente que llega a Pekín en su mejor nivel, después de haber estado inactiva cinco meses en 2007; asegura que las Leonas pueden ser campeonas olímpicas


Por Gastón Saiz - La Nacion


Vanina Oneto susurra al oído: " El grupo está bárbaro. Para este equipo, eso es lo más importante de todo ". La sentencia de la gran ex goleadora, en una charla casual, confirma lo que salta a la vista en la cuenta regresiva de las Leonas, que hoy, a las 17, partirán a Pekín para los Juegos Olímpicos. Y en este contexto asoma Luciana Aymar como la síntesis acabada de la ilusión del seleccionado, decidido a completar el color de medallas luego de la plata en Sydney 2000 y el bronce en Atenas 2004.


Como una heroína, Lucha juega con la bandera argentina y la transforma en una capa imaginaria. Envuelve su cuerpo en celeste y blanco, y enseguida despliega sus alas como si anunciara un juramento: quiere volar en Pekín. "En 2007 estuve inactiva cinco meses por aquella lesión en la rodilla izquierda. Sufrí mucho anímicamente y pensé que era el final de mi carrera. Pero este año regresé con muchas ganas y recuperé mi mejor nivel, gracias a la ayuda del cuerpo técnico, mis compañeras y los médicos. Volví a ser yo misma y quiero la medalla dorada", asegura la mejor jugadora del mundo.


-¿Qué tan larga se te hizo la espera desde los anteriores Juegos Olímpicos hasta éstos?


-No puedo creer lo rápido que se me pasó el tiempo de Atenas a Pekín. Lo hablábamos con las chicas. Todos los años nos fuimos poniendo nuevos objetivos; tuvimos el Mundial, los Champions Trophy y esos compromisos hicieron que todo transcurriera velozmente, además de que nos entrenamos el año entero.


-¿Qué fue lo primero que experimentaste después de que la Argentina perdiera con Holanda en las semifinales de Atenas 2004?


-Me acuerdo que se me acercó Cacho [por el DT Sergio Vigil] y me dijo: «Quedate tranquila que vas a tener una revancha en 2008». Pero en ese instante no podía pensar; tenía la bronca de no haberles ganado a las holandesas para jugar la final del torneo. No se me pasaban por la cabeza otros Juegos Olímpicos. Pero cuando volví a mi casa y analicé fríamente el tema, enseguida empecé a soñar con una revancha. Y ahora estamos frente a esta oportunidad.


-¿Las Leonas cambiaron más de Sydney 2000 a Atenas 2004 o de ese certamen al que está por venir?


-Entre los dos procesos varió mucho. Dos veces, en períodos de cuatro años, nos transformamos en un equipo completamente diferente. Cambiaron las jugadoras, los sistemas El otro día pasaron por TV imágenes de Sydney 2000 y era triste mirarlas. ¡Qué lento que era el juego! Además, antes se buscaba sacar provecho de las fallas de los rivales. Hoy, los demás equipos casi no cometen errores y tenés que variar permanentemente los esquemas de juego para poder entrarles. Por otro lado, el córner corto ahora es decisivo y antes no tanto.


-¿Cómo creés que llega la Argentina a Pekín?


-Las potencias, entre las que figuramos, aparecen muy igualadas. En Juegos Olímpicos anteriores se notaba más la diferencia. En Sydney 2000, la Argentina fue sorpresa y no estaba previsto que llegara a la final. Después, en Atenas, Holanda y nuestro seleccionado sacaban diferencia respecto del resto. Hoy ya no es así: estamos muy parejos con Holanda, Australia, China y Alemania. Incluso, los equipos más chicos han mejorado mucho. Como Estados Unidos e Inglaterra, que están equiparando el nivel. Entonces, todos los partidos tenés que jugarlos concentrada al ciento por ciento, porque son muy difíciles.


-Ante esta paridad y por las condiciones climáticas imperantes, ¿qué puede definir en pos de alcanzar la medalla dorada?


-Va a prevalecer la mentalidad. Hoy en día estamos cuidando los detalles, de no caer en errores, de cómo lastimar ofensivamente Todos los equipos jugamos de manera muy prolija, y creo que el que más aguante mental tenga en la cancha, el que cometa menos macanas y el que logre aprovechar esa jugada faltando un minuto, será el que se subirá a lo más alto del podio.


-¿Cuáles son las fortalezas de la Argentina?


-Maduró mucho en el último año y medio. Trata de no equivocarse porque si no, sabe que los rivales terminan facturándole en goles o en córners cortos. Aprendimos a defendernos muy bien y a saber cuándo atacar. Eso es lo más importante de todo. Y el Champions Trophy que ganamos en Alemania nos dio un gran envión de confianza.


-¿Qué sucedería si no logran la medalla dorada?


-Puede pasar, está dentro de las posibilidades. Sé que la gente y el periodismo esperan que ganemos. En estos últimos días, todas las personas con las que me despedí me dijeron: «Bueno, entonces traen la medalla dorada, ¿no?» , como si fuera un trámite. Hay que saber que la cosa está muy complicada, e insisto, muy pareja. Pero también estamos en condiciones de salir campeonas olímpicas. Si no se da, voy a estar tranquila igual, porque nos preparamos de la mejor manera, a diferencia de otros torneos a los que no llegamos tan bien. Yo estoy al ciento por ciento y noto que el resto de las chicas también.


-Vas a participar en estos Juegos Olímpicos con el título de Mejor Jugadora del Mundo. ¿Sentís que es el momento justo para coronar tu carrera?


-En realidad estoy acostumbrada a llegar de esa manera en certámenes importantes y a que haya una expectativa alrededor mío, a ver hasta qué punto puedo rendir. Pero lo tomo con normalidad. Sé que ya tengo 30 años, que estoy al final de mi carrera y es milagroso que siga siendo la mejor jugadora del mundo [se ríe] No, en serio: realmente es un orgullo y una satisfacción muy grande. No me quiero generar ningún tipo de presión ni tampoco la siento después de tantos torneos; estoy jugando muy en paz. Obviamente, me encanta jugar bien y estar a gusto en una cancha, porque soy muy exigente conmigo


-En el Mundial 2006, la camada más joven de jugadoras que se incorporó al equipo tenía un puñado de partidos internacionales. Hoy, todas ellas poseen un promedio de 50 o 60 partidos. ¿Cómo repercute esto?


-Ese tema es clave. Porque en Madrid 2006, la carga estaba depositada en nosotras, las más grandes. Hoy, por suerte, las responsabilidades están más repartidas tanto dentro como fuera de la cancha. Las más jóvenes son jugadoras experimentadas y en los partidos notás el protagonismo que toman. Esto antes no pasaba. Al mismo tiempo, a las grandes nos toca asimilar los momentos más difíciles de cada encuentro


-¿Te van a acompañar tus padres en los Juegos?


-No, no va a haber nadie. En realidad, tenían ganas porque saben que los de Pekín serán mis últimos Juegos Olímpicos, pero se complicó el tema de los pasajes y el alojamiento. Me acuerdo que mi mamá, en la gira por España previa a Atenas 2004, me dijo: «No voy a ir a Grecia, pero te prometo que estaré en China» . Y yo le contesté: «Mamá, ¡no voy a llegar a Pekín!» , pero bueno, aquí estoy.


-Mirando un poco más a futuro, nadie te cree que el de Madrid 2006 haya sido tu último Mundial, como habías asegurado


La verdad es que el Mundial 2010 me gustaría jugarlo, pero dependerá de cómo me sienta Obviamente que después de estos Juegos vendrán unas lindas vacaciones y resurgirán las dudas de seguir o no. Pero luego del descanso, una siempre tiene ganas de volver. Así que me encantaría participar de ese Mundial, y más porque se organiza en la Argentina.


4 fueron las distinciones que recibió la rosarina Luciana Aymar como Mejor Jugadora del Mundo; la FIH la premió en 2001, 2004, 2005 y 2007

No hay comentarios: